Ay, Celeste, regalame un manual !

Siete años atrás, el Cr. Luis Martinez, Socio Director de Mazars en Uruguay escribió el siguiente artículo haciendo referencia al camino recorrido por la seleccion en Sudáfrica 2010. Los años pasaron, algunos nombres han cambiado pero la enseñanza sigue vigente.
La experiencia de la selección se puede extrapolar a la vida de una empresa. Sólo hay que aprovechar la lección.

La Selección del Maestro Tabárez nos regaló un éxito deportivo a los uruguayos que nos llenó de orgullo y todavía resuena. Se dice que ese equipo es un espejo para muchos, pero también para nosotros mismos, y no sólo en el deporte, sino en otros ámbitos. Por eso creo que la experiencia de la Celeste se puede extrapolar a la vida de una empresa.

Esta selección ha tenido un proceso definido claro en el que se aplicaron esquemas, procedimientos, criterios y reglas.

Desde el punto de vista de la consultoría empresarial, es una referencia, que uno como consultor, no puede resistirse a utilizar. En este sentido, se han aplicado conceptos organizacionales de altísima actualidad y con mucha calidad.

Repasemos. Hay planificación. Pensar la empresa, hacia dónde queremos ir, cómo queremos que sea, en qué queremos que se base, quién la va a dirigir, qué perfil queremos que tengan los que van a ejecutar.

¿Alguien puede pensar que Tabárez no realiza un Análisis FODA de su organización, para el corto, mediano y largo plazo? Analiza sus fortalezas y debilidades, sus oportunidades y amenazas, y actúa en base a ello y eso se ve en el resultado final.

Este gerente general, como líder de un equipo de deportistas, recoge la información, piensa, y contagia el objetivo. Partidos, campeonatos, y en el largo plazo, evolución individual y colectiva. Ser cada vez mejores.

Cada partido debe ser pensado y planificado. Sin desatender los objetivos de largo plazo que implican la aplicación de ciertos valores, que tienen que ver con un equipo, con formar un grupo.

En la empresa, el líder debe pensar, transmitir y contagiar la Visión. Hacia dónde vamos. Trascender la simple victoria y mirar el largo plazo. Logros que motivan, incentivan, y enorgullecen mucho más que una victoria.

También debe elegir a su gente de acuerdo a ese plan. Seleccionar a sus asesores y a quienes serán los que ejecuten.

¿Acaso Lugano no recuerda a un gerente o jefe, que colaborando con el gerente general, pone a su equipo al servicio del gran objetivo, transmitiendo a dónde vamos y cómo lo podemos lograr?

Un Diego Pérez, ¿no contagia, no sólo buscando la excelencia técnica, sino además agregándole el enorme plus de la pasión?

Cuando vemos a Muslera (su atajada contra Higuain no es de alguien que quiere evitar un gol, ni ganar un partido, es de alguien que busca la gloria, con su grupo), ¿no nos recuerda al empleado que, conocedor de sus limitaciones, pone, en la preparación de su actividad y en la ejecución misma, un esfuerzo que contagia a propios y desanima a rivales?

Y los artistas, los Forlán, Suárez y Cavani, dotados con habilidades técnicas superiores, como empleados de tantas empresas, que comparten con su equipo sus logros individuales, sintiendo el respaldo de los demás, que reconocen su capacidad y disfrutan de sus genialidades.

Con un equipo gerencial así, y empleados con estos valores humanos y su reflejo en valores organizacionales, es difícil fracasar. Aprovechemos esta lección,- que llega de un maestro inesperado. Arriba Uruguay, arriba lo que nos deja como enseñanza no sólo en el ámbito deportivo, sino también en el personal y profesional.